miércoles, 30 de enero de 2008

La culpa siempre es de Disney

A los 5 años descubrí cómo conseguir algo que siempre me negaron mis padres: un perro.

La divina inspiración me vino gracias a la película de Disney La Dama y el Vagabundo, en la que la perrita Reina entraba en escena dentro de una caja de regalo situada bajo el árbol de Navidad.

Y con la esperanza de encontrarme un cachorrito envuelto bajo el árbol me levanté la mañana de Reyes, durante varios años; hasta que mis padres me dijeron que los Reyes no me iban a traer un perrito porque no teníamos espacio. Fue entonces cuando decidí cambiar de estrategia y pedir como regalo una terraza. Pero ni por esas.

Aunque esto no viene al caso.

El meollo del asunto está en que la perrita Reina es el típico ejemplo de cachorro regalado por Navidad y abandonado cuando crece y empieza a dar problemas. Esto da mucho que pensar: ¿A cuántas mentes imaginativas e influenciables como la mía ha impactado esa película? A muchas, sin duda. Hablamos de un clásico de Disney, y los que no lo tenemos en VHS original, lo tenemos grabado entre un episodio de Alfred J. Kwak y Los viajes de Gulliver.

Tal vez Disney tuviera parte de culpa en la moda de pedir y regalar mascotas por Navidad; pero no sé qué película tendrá ahora la culpa de que encima de pedir un perro, lo pidan teñido cual patito de mercadillo. Toda una vergüenza.

Por cierto, la foto fue tomada en el escaparate de la tienda Planet Zoo del C.C Glorias (Barcelona) el día 22 de diciembre.

Las bibliotecas no son para estudiar

Hace poco he empezado a ir a la nueva biblioteca de mi barrio y me he encontrado con que no hay ni una luz focal, son todas luces de ambiente y además hay muy pocas mesas.

Le pregunté acerca del porqué a una de las chicas que se encargaba del préstamo de libros y me respondió bastante indignada que Educación ha decidido que las bibliotecas no son para estudiar, que son las Universidades las tienen que asumir esa función y que por esta razón las nuevas bibliotecas están diseñadas a posta para que sean lugares incómodos, con poca luz y bastante ruido para que resulten inviables para el estudio y la lectura; de modo que se dediquen tan sólo a la consulta de libros.

Al parecer se han olvidado de que las Bibliotecas son un servicio público, y que cada ciudadano puede decidir qué uso hace de este espacio, siempre que acate las normativas del mismo.

He enviado un e-mail a la Xarxa de Biblioteques de Barcelona para que me aclaren todo esto y todavía estoy esperando una respuesta. Por el momento, y aunque sea cutre, la única alternativa que he visto factible ha sido llevarme mi lámpara de escritorio.

viernes, 25 de enero de 2008

El porqué de la lavadora en el cuarto de baño (o el sinsentido de la lavadora en la cocina)

Comúnmente se concibe la cocina como el lugar más adecuado donde ubicar la lavadora. Supongo que a mí no me resulta una idea descabellada imaginar una lavadora en el cuarto de baño porque forma parte del paisaje en el aseo de algunos de mis familiares.

Pero, si reflexionamos acerca de su porqué, esta ubicación alternativa de la lavadora tiene mucho sentido:

¿Qué tienen en común todos los electrodomésticos que están en la cocina?

Microondas, fogones, nevera, congelador (anteriormente yo lo tenía en el despacho, pero a esto ya sí que no le veo una justificación racional), horno, lavavajilla... Todos están relacionados con la comida, ya sea directa o indirectamente. Entonces, ¿qué pinta ahí la lavadora?

Principalmente, NADA.

Sin embargo, el contexto del baño me parece mucho más apropiado. ¿Qué hacemos cuando vamos a ducharnos? Quitarnos la ropa y llevarla a la lavadora (o dejarla en el suelo del baño), o bien meterla en el cesto de la ropa sucia, que irá al mismo sino cuando esté lleno o rebose de fetidez.

Y, ¿qué pasaría si la lavadora estuviera en el baño?

Que nos quitaríamos la ropa y la meteríamos directamente dentro de la misma, ahorrándonos paseos y/o acumulaciones de harapos hediondos en el famoso canasto de la ropa sucia.

Para aquellos que se desnuden en su cuarto, otro lugar alternativo donde instalar la lavadora es su habitación (sí, hay gente que lo hace; y no son familiares míos), pero si vives con más gente puede resultar un poco caótico.


Conclusión: La lavadora debe estar allí donde te quites la ropa o en su defecto en el lavadero, que digo yo que por eso se le llama así.

Actualizado: Otro fundamento para esta teoría.

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