Este post fue publicado en la revista Oblogo nº 47, puedes leerla online aquí.
El metro. Ese purgatorio que a menudo parece el mismo infierno gracias a su clima tropical, y a la gente que mira fuera del vagón cuando está en marcha;
moviendo sus ojos como si estuvieran poseídos.
Esas y el resto de personas que se
ensardinan en sus convoyes en hora punta se convierten -sin saberlo- en piezas de un gran
Tetris subterráneo:
Las dese
adas. Son las que intentan mantenerse rectas y en equilibrio, economizando el espacio y evitando apoyarse en las demás para no dificultar su acomodamiento.
Nos gustaría que todas fueran así para poder disfrutar de una jugada fácil y despreocupada, pero sabemos que es imposible; siempre entran en juego piezas retorcidas.

Las difíciles de encajar. Esas personas que Nintendo ha puesto ahí para putearte. Esos piezas -porque siempre son del sexo masculino- que si no han aparecido aún en tu panel de juego, sabes que se dejarán caer pronto.
Son los invasores del espacio vital por excelencia. Los amantes del conflicto: Manos largas, Arrima cebolletas y Cuellos jirafa.
Las que dan rabia. Esas a las que, aparezcan cuando aparezcan, siempre hay que cederles un asiento. Tienen preferencia y sabemos que la merecen, pero eso no quita que nos dé rabia tener que colocarlas.
Por otro lado; su condición reclama unos mayores reflejos para evitar el aire que se genera a la altura de su cabeza, que es -por lo general- el único que les llega
(Ver simulación real al final del post).
Las incómodas. Las máximas dilapidadoras de espacio; las que pretenden salir airosas sin la sensación de haber sido violadas por las piezas difíciles de encajar.
Intentan abarcar el mayor perímetro posible y lo hacen -como mínimo- apartando la cabeza y contrayendo el trasero inyectándolo hacia dentro. Éstas, por regla general, solemos ser mujeres.
Como buen juego de habilidad, cada parada es un nivel donde los bloques de piezas que estaban encajados desaparecen y se substituyen por piezas nuevas que formarán un nuevo amasijo al que tú, como integrante, tienes que adaptarte.
No te preocupes por si pasarás o no de fase, seguro que tarde o temprano aparecerá algún menda tocando la guitarra.