¿Cedo el paso o entro yo primero?
Cuando eres tú el que abre la puerta del ataúd, se presupone que lo que es de buena educación es que dejes pasar a los demás; pero si sabes a ciencia cierta que serás el último en bajar, puedes permitirte el lujo de entrar antes que nadie, porque cuando pulsas el botón hacia tu destino, todos estarán de acuerdo en que tu osadía está justificada.
Claro, las personas que van al último piso del edificio, ésto lo hacen con total seguridad en sí mismas; pero, ¿qué hay de los que van al penúltimo o al antepenúltimo piso? ¿Se atreven a entrar los primeros, arriesgándose a que el que está detrás vaya un piso más arriba? ¿O se acobardan y dejan pasar a los demás, provocando su propia incomodidad y la del resto de ocupantes cada vez que alguien tiene que bajar?
Qué gran dilema, menos mal que por lo menos en el trabajo estoy en la última planta.
11 comentarios:
Yo vivo en un noveno y casi siempre entro la primera. Además conozco a todos los vecinos del décimo. Sólo tengo problemas cuando entra alguien que no conozco, y dependiendo del día me meto la primera o pregunto: ¿A qué piso va?
Si no conozco a la persona, en cuanto abro la puerta digo que voy al octavo, pregunto su piso, y entro. Así para cuando entra ya sé a donde va. Además, así le doy yo al botón, que la gente se piensa que mi ascensor tiene memoria y le dan al botón antes de tiempo, por lo que tienes que pasar sobre ellos para volver a darle al botón.
Lo mejor es cuando voy con el perro. Al parecer, el perro tiene preferencia sobre cualquier persona, vaya al piso que vaya, y además, proporciona tema de conversación nada incomodo. Es un buen complemento para un ascensor.
Si no conozco a la persona, en cuanto abro la puerta digo que voy al octavo, pregunto su piso, y entro. Así para cuando entra ya sé a donde va. Además, así le doy yo al botón, que la gente se piensa que mi ascensor tiene memoria y le dan al botón antes de tiempo, por lo que tienes que pasar sobre ellos para volver a darle al botón.
Lo mejor es cuando voy con el perro. Al parecer, el perro tiene preferencia sobre cualquier persona, vaya al piso que vaya, y además, proporciona tema de conversación nada incomodo. Es un buen complemento para un ascensor.
@violentlyhappy: Lo peor es que los vecinos esperen a que tú les piques su piso. Cómo si lo supiera. Sólo sé dónde viven 6 personas en mi edificio y 3 están en mi rellano.
@Bea: Lo he escrito pensando también un poco en éso, en los ascensores que no tienen memoria; el que va arriba del todo no tiene que preguntar a dónde van los demás.
Yo tengo la suerte de vivir en un primer piso y el ascensor no lo utilizo con demasiada frecuencia, a no ser que mi abuelo venga a visitarnos.
Holita! ;)
Personalmente tengo la suerte de vivir en el último piso, el décimo concretamente, y aprovechando la galantería masculina aguanto la puerta para que entren todos dejándome a mí el último. Como la mayoría de veces bajan antes que yo, al llegar a su piso les aguanto la puerta para que puedan salir y quedo como un señor. Si son mujeres quedo como un caballero. Si son personas mayores soy un chico "muy amable". El problema viene si me veo forzado a abrirle la puerta a algún maromo de pelo en pecho, con lo cual la situación es algo extraña.
@Absurdo: Y cuando lo usas sabes que tú tienes que entrar el último ;)
@Pedro: Els del metro són així. Són totalment desconcertants. Et sents com si fossis un animaló atrapat.
@Peter: ¡Lo estás haciendo mal! Si vas al último piso tienes que entrar el primero, si no, cada vez que alguien baja te toca moverte, salir del ascensor o incluso hacer ese ataque sobaquero del que hablas.
Yo vivo en un bajo...así que no tengo esos problemas :P. De todas formas nunca se me habría ocurrido que alguien se planteara estas cosas XDXD
Has escrito tribial en vez de trivial. Tú antes molabas.
@Anónimo: Buen toque. Supongo que estaba pensando en conversaciones de tribus indígenas, conversaciones que nadie entiende. Casi cuela.
Te vigilo desde la oscuridad de mi morada.
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